viernes, 15 de junio de 2007

¿Qué parte del "No disponible" no entendiste?


Pasa mucho. Hay quienes se saltan a la torera la advertencia "No disponible", el estado que tiene el Messenger de MSN, ahora Windows Live Messenger. Ese mismo estado que más claro no puede ser con su señal universal de "no me jodas" (por lo menos no ahorita, más tarde sí), para restregarle a los contactos que por alguna razón (te estás rascando los sabañones de los entrededos de los pies, estás desgrabando una entrevista, estás tratando de terminar una animación en Flash, estás terminando tu tesis, estás echando uno, whatever) no puedes -o no te da la gana- chatear con alguien. ¿Será que no les queda claro el simbolito, o que no saben leer "No disponible"? No es que sea malo que de pronto un pana, cuando TIENES EL PUÑETERO ESTADO NO DISPONIBLE, te diga algo que valga la pena hasta contestarle, pero ¡JODER! hay gente que se pasa por el forro el claro, diáfano y enfático circulo rojo con la línea blanca por el mero centro de la mitad del medio para no decir otra cosa que mariconadas, cuando no les da por preguntar boludeces: "¿Qué haces?" (¡me practico un aborto ¿a ti qué te parece?!, me provoca contestar) "Tengo sueño", "Me quiero ir"... LA MADRE QUE LOS PARIÓ! Si vas a interrumpir en ese estado, COÑO, escribe algo que produzca un orgasmo como mínino, ¿no sería más divertido?

Pero, gracias al cielo ¡Dios existe!: el messenger tiene la opción de conectarte -valga la redundancia- como "No conectado", así tú ves quiénes están en línea, pero para efectos de ellos tú no lo estás. Puedes hablarle a quien se te pegue tu puta gana, sin que el resto del planeta te joda, si es que acaso no quieres que lo hagan. Así que si eres de esos que ha sido víctima de un brinca-no-disponible, mejor ponte "No conectado". Si eres más radical, seguro ya habrás bloqueado a más de uno. Yo lo he hecho.





jueves, 14 de junio de 2007

Los mejores momentos del 2007 (I)

Llegó la hora de hacer seriados para el Basura News. El primerísimo primer seriado es "Los mejores momentos del 2007", todas aquellas cosas que de una u otra manera me han traído satisfacciones durante lo que va de año. No necesariamente van a ir en orden cronológico. Aquí va el primero:

Héroe por tres horas
Estaba regresando a Venezuela, luego de pasar 4 días espectaculares en San Francisco gracias a la invitación que me hizo Apple Inc. al Macworld 2007. Fue un viaje sumamente largo: Salí de San Francisco a eso de las 7 am (cuatro horas menos con respecto a HLV), en un vuelo de American Airlines, vía Miami. La travesía duró algo como seis horas, un tanto más de eso. Llegado al aeropuerto de Miami (muy pero muy horroroso, por cierto), luego de mentarle insistente e inmisericordemente la madre al Banco Venezolano de Crédito por no depositarme a tiempo un dinero que le pedí con suficiente antelación para poder disfrutar de mi cupo de dólares en "el imperio" -lo hizo justo el día de mi regreso, cuando ya no podía comprar nada-, ubiqué la puerta donde iba a abordar el avión de regreso a la capital del Socialismo del siglo XXI (yuck!). Me senté en la sala de espera, puse a un lado mi abultado morral (lleno de la ropa que no cupo en las maletas y de las ingentes cantidades de confites varios de los que uno suele entapusarse en los aeropuertos); quitéme la cámara del cuello (mi fiel compañera) y estiré las piernas para descansar un tanto. Tuve que caminar que jode desde las miles de revisiones antes de chequearme, la espera inúitl de los equipajes (porque supuestamente debía recogerlos y rechequearlos, pero resulta que los enviaron directamente sin pasar por GO), y luego el recorrido por los enormes y asquerosos pasillos del aeropuerto de Miami.

Llamaron al vuelo ¡al fin! No es que me emocionaba mucho la idea de regresar al pandemonium de mi país, pero sí tenía muchas ganas de darle los pocos regalos que pude comprarle a mis allegados. En fin, como no tengo complejo de cubano, me rehusé a hacer la cola... preferí esperar a que entrara todo el vergajal de gente al avión para yo hacer lo propio sin incomodidad alguna. Así lo hice; busqué mi puesto, abrí la sombrerera para meter a mi obeso morral -vaya que pesaba y estorbaba el coño e madre- y me senté.

Me tocó el asiento del pasillo. Aún faltaba mucha gente por entrar, de esa que por alguna u otra razón (a veces por mero, craso y supino cretinismo) no llegan a tiempo a la hora de abordar. Llegó la señora a quien le correspondía la ventana -lástima, porque siempre es el puesto que quiero y tenía la esperanza de que estuviera libre-. Ya casi lleno por completo el avión llegó una familia, muy ruidosa, de muy mala actitud. Eran ítalovenezolanos: mamá ítalo venezolana, hijo número 1 ítalovenezolano, hijo número 2 ítalovenezolano, y una tipa que creo que era tía ítalovenezolana. Los dos niños no superaban los 5 años de edad y para mí infortunio-sí, soy la reencarnación de Herodes- uno de ellos tenía asignado el otro puesto del medio, a mi izquierda. Pasados pocos minutos del ingreso de éstos antisociales -ya verán porqué los etiqueto sin remordimiento alguno-, las cosas dentro del avión se pusieron tensas: mamá ítalovenezolana (una tipa catira oxigenada, espantosa, mal vestida, mal hablada, mal educada y de paso creo que poca amante del hábito de bañarse) empezó a pelear con los tripulantes porque "ella no iba a viajar si no se sentaba con los dos niños, porque los dos eran pequeños" Uno de ellos sí había tocado junto a ella y el otro, a mi lado. Lo griataba a full gañote, alterándonos a todos que estábamos más mamados que teta de puta y queríamos que el puñetero avión saliera pa llegar a Maiquetía cuanto antes. Uno de los sobrecargo, creo que era boricua, tuvo que calarse todos los escupitajos de la bestia desadaptada ítalovenezolana. La consecuencia inmediata: el avión no salía, porque la tipa no permitía que todo estuviera a punto para despegar; la demora iba a ser como de 25 minutos. Yo, un poco ajeno a lo que pasaba le pregunté a un sobrecargo que tenía al lado -éste sí era gringo porque no hablaba un güevo español- qué pasaba y él me explicó todo el peo. Alcancé a decirle: "ésto sólo pasa en Venezuela, qué vergüenza con ustedes". Total que la desaliñada ítalovenezolana no tuvo otra que calmarse, aunque seguía refunfuñando y profiriendo cualquier cantidad de improperios contra American Airlines y su plantilla laboral. Pero eso era suficiente para que el avión aún no despegara; no lo iba a hacer hasta que la bestia aquella se callara. Al rato el sobrecargo gringo que me explicó lo que pasaba me preguntó si no tenía inconveniente en cambiarme de puesto para que la tía ítalovenezolana -que también echaba guate por esa jeta- se sentara al lado del mocoso ítalovenezolano, pa' que el muy insignificante no viajara "solito" (echito marre!) Sin pensarlo dos veces, accedí le dije al sobrecargo que con todo el gusto del mundo y me fui al puesto donde estaba la otra vieja. ¡Santo remedio!, la otra desadaptada, la cochina catira a juro, al fin se quedó callada. El avión ya podía despegar. La gente cuando vio que accedí a darle el puesto a la familia de desadaptados, me miraba con alivio; los sobrecargo más aún, vieron en mí la tabla de salvación.

El avión al fin comenzó a moverse y la situación había quedado en plena calma. Yo me senté en mi nuevo puesto, con la sensación de haber sido la clave de la callada de jeta de la desadptada aquella. Cuando llegó el momento de servir los aperitivos y la cena, nos avisaron que la comida y la bebida (refrescos) eran gratis; las bebidas alcohólicas había que pagarlas. Yo estaba en las útlimas filas del avión, bastante atrás. Cuando sirven la comida, siempre comienzan por la nariz del avión. Pero esta vez no iba a ser así... antes de servirle a cualquier persona, los sobrecargo se dirigieron a mi puesto para servirme A MÍ PRIMERO. Luego que sirvieron al resto de los pasajeros pasaron puesto por puesto preguntando si alguien quería bebidas alcohólicas, por las cuales -repito- había que pagar. Cuando estaba la mesa cerca de mí, uno de los sobrecargo -el que dije que creo que era boricua, porque hablaba español- le dijo a su asistente: "el señor quiere un trago". Yo, con cara de marginal que pega los 15 números del Kino, volteé a ver si se referían a otra persona. Pero la vaina era conmigo; se me acercó el tipo y me dijo: "señor, qué le gustaría tomar". Estaba yo poseso por la vergüenza, le dije que no quería nada. El otro sobrecargo, el que dijo que yo SÍ quería un trago me dijo: "señor, elija lo que usted quiera, esto no sucede todos los días". Pues nada, les pedí un whisky y me dieron mi vaso full de hielo con una botellita pequeña de whisky, "la cual acepté". Era lógico que todo el mundo se me quedaba viendo con una cara de cochina envidia.
Pusieron una película, la vi entera. Terminó y faltaba poco por llegar. Me medio dormí y al rato se me acercó el sobrecargo gringo, me tocó el hombro y me dio una bolsa; un regalo pues. Yo medio dormido y con 90 kilos de pena le dije, en inglés: "no no no no, no es necesario". Y él insistía, me dijo que era un pequeño detalle de toda la tripulación por haberles ayudado a resolver el peo de la mojón de mierda ítalovenezolana. ¡Era una mega botella de champaña! Menudo detalle. Paso poco tiempo más y el avión llegó a Maiquetía. Se acabó el vuelo, se acabó todo. Un vuelo, un pequeño escándalo. Un héroe por tres horas.

Piropos seductores o cómo comprobar si le gustas a la mujer que le estás cayendo

Hace tiempo recibí un correo de esos pocos, entre tantos miles, que vale la pena leer y que llevaba como asunto "piropos seductores". Erróneamente borré el mail, pero recuerdo parte de su contenido y es lo que escribo a continuación. Seguramente ninguna mujer podrá resistirse a semejante manera de echar los perros. Si logras conquistarla con alguna de estas vainas, pana ¡LA MUJER GUSTA DE TI!:

  • Quisiera ser pirata, pa descubrir el tesoro que tienes entre pata y pata.
  • Bonitas piernas ¿a qué hora abren?
  • Preséntame a tu ginecólogo, pa chuparle los dedos.
  • Si se unen los mares y los ríos ¿por qué no juntas tus genitales con los míos?
  • Si tú me amas como yo te amo ¿por qué no nos besamos por donde meamos?

Otro piropo que no apareció en ese célebre mail, pero que hace tiempo me contó mi hermano que lo escuchó en la calle y creo que es el mejor del planetam es este, que merece pasar a los anales de la historia:

Mamita ¡ven pa' llena'te la barriga e'gente!

¿Conoces algún otro que merezca estar en la lista?

miércoles, 13 de junio de 2007

Las pataletas de "Nano" (Fernando Alonso)


No se lo esperaba. A Fernando Alonso, bicampeón de la Fórmula 1 -el piloto más joven (hasta ahora) en lograr alzarse como monarca de la máxima categoría del automovilismo deportivo- un novato, un niño, le está poniendo las cosas díficiles, muy difíciles. Lewis Hamilton, con apenas 22 años, está borrando todas las hazañas del piloto asturiano. Nunca antes un novato en la Gran Carpa del deporte de los motores había estado en el podio en las primeras sesis carreras de su vida en la máxima categoría (cuatro segundos lugares y un tercero) y luego un primer lugar.
La constancia, el manejo hábil, la paciencia y, también un carro que ha dado la talla, le han rendido tantos frutos a Hamilton que hoy, cuando la temporada 2007 va camino a su séptima carrera de un total de 17, es el líder de la tabla con 48 puntos, superando en ocho unidades a Alonso. Semejante amenaza -un niño frente a un bicampeón, ya bastante curtido tras el volante de un F1- está poniendo al asturiano bastante tenso, al punto de aumentarle su malcriadez; ya se atrevió a decir que no se siente "muy cómodo" en McLaren. Después de ser la estrella de Renault, siempre por encima de dos pilotos poco o nada competitivos como Jarno Trulli y Giancarlo Fisichella, es algo obscenamente nuevo para el español verse por debajo de su compañero de escudería aún más siendo éste un novato. Aclaro que no tengo NADA en contra de Fernando Alonso, de hecho voy por él y deseo que alcance su tercera corona este año. Pero el "Nano", como le dicen en su natal Oviedo, es un niño malcriado que echa pestes cada vez que las cosas no le salen perfectas o no juegan a su favor; a veces con razón, otras veces no tanto. Luego de manifestar abierta y públicamente su incomodidad en McLaren y de decir que el equipo está virando su interés hacia Hamilton, las reacciones no se hicieron esperar. Coloco algunas de las declaraciones que se han dicho en los paddocks y otras lides de la F1 sobre el piloto español. ¿Se habrá acabado tan pronto la era del niño de oro de Asturias? ¿Hamilton será la joya prematura de la F1?
Creo que Alonso echa de menos ser el centro de atención", declaró Jhon Watson -ex piloto de McLaren- al periódico inglés The Sun. "Era el centro de atención en Renault y en España, pero obviamente ya no lo es. Piensa que por estar en un equipo británico Lewis está recibiendo todo el apoyo. ¡Eso es una estupidez¡Lo único que está sucediendo en estos momentos es que Lewis está generando tanta emoción que Alonso no sabe qué está pasando. Lewis no tiene la culpa de estar haciendo un buen trabajo y que Alonso no lo esté haciendo. Tiene que parar, respirar, continuar y madurar. "Puede que Alonso esté teniendo problemas de adaptación. McLaren es muy diferente a Renault, no es tan emotivo y el ambiente es distinto. También está aprendiendo a conducir un nuevo coche y tiene uno neumáticos diferentes. Probablemente nunca antes compitió con los Bridgestone y todo esto le está afectando".
La foto es de EFE.

lunes, 11 de junio de 2007

Crónica de un vómito anunciado (No apta para gente escrupulosa)


Estaba yo estudiando el segundo año de la carrera -tan lejos como 1996, cuando éramos felices y no lo sabíamos o éramos infelices pero nos sabía a mierda-. Era viernes y salí con unos panas a enjuagarnos el hígado; la mejor opción para ese preciso momento, y tomando en cuenta que éramos todos unos mantenidos, era beber en casa de uno de ellos. Era lo más barato.
Resolvimos comprar una botella de ron. Santa Teresa, fue la marca elegida; entramos al Cada de un centro comercial en Chacaito, recuerdo. La fulana botella era de las más grandes, de esas "pechocuadra'o". Estaba bien, se ajustaba a nuestro paupérrimo presupuesto. Semejantes dimensiones de la botella, dio pie a un pana a bautizarla como "Jeannie" (como mi Bella Genio -no hace falta que explique el cuento de la genio que salía de la botella, etc, etc, etc.). Eran más o menos como dos litros de ron, lo que nos esperaba esa noche. Menuda coñaza etílica.
Creo que debemos haber comprado Pepsi o Coca Cola para acompañar a Jeannie; lo cierto es que era una cola negra. Valga acotar que no cenamos, no comimos. El estómago estaba listo para recibir una buena pea. Y así fue. Eramos cuatro panas, incluyéndome, y para entonces éramos uno más descerebrado que otro. Ya cuando llevábamos por lo menos cinco tragos cada uno y estábamos suficientemente posesos por la pea, uno de ellos, el dueño del apartaco donde nos jalábamos la botella tuvo que salir no sé a qué. Se perdió por un buen rato; de hecho creo que hasta que me fui de su casa no lo vi volver. Ya más entrada la noche y la pea ya en plena pubertad, uno de mis panas comenzó a preguntar por "Mario" (el dueño del apartaco). No se quedaba quieto; quería saber a juro y porque sí dónde estaba Mario. Se puso impertinente, muy impertinente, pero para qué culparlo si, repito, éramos todos unos descerebrados. Total que el otro pana, llamémosle el número tres, y yo nos asomamos por el balcón y vimos que abajo, en uno de los jardines, había en una esquinita una pareja lamiéndose las muelas de manera mutua y repetitiva. Al pana número tres se le prendió el bombillo y le dijo al pana número uno, el impertinente: "ALLÁ ESTÁ MARIO".
El pana, que difícilmente podía caminar más de dos pasos sin que se le batiera el piso, caminó como pudo hasta el balcón (que afortunadamente estaba enrejado) vio a la pareja que en feliz jolgorio seguía en lamementazón de muelas, y como la ya adulta pea no le permitía fijar los objetos visualmente, juraba que era Mario. Pues se quedó no sé cuántas horas guindado de la reja del balcón viendo a lo que él creía que era Mario. Yo que ya tenía una pea que estaba en plena edad reproductiva no recuerdo que hacía a esas alturas del ágape. Lo cierto es que no tardé en dormirme arrimado en un mueble.
Amanecido el día y con la pea en etapa de descomposición (hubo mutado de pea a ratón) me dispuse a irme a mi casa. Me tocaba Metro porque para entonces ni tenía carro, ni tenía dinero para un taxi y no iba a llamar a mi mamá pa que me fuera a buscar en ese estado, un sábado a poco menos de las 7 de la mañana. Bajé del edificio y caminé, bastante golpeado, por el boulevard de Chacaíto hasta llegar a la estación del Metro. Ya mi sistema digestivo acusaba el maltrato que le di con el elixir de Jeannie y la falta de bocado -que no ingería desde el día anterior como al mediodía-. Pero vamos, no era nada grave... aún. El Metro, como era ya usual desde entonces, se tardaba todo lo que le daba su putísima gana. Ya estaba sudando un poco de frío, pero no me preocupaba el estado en que estaba. Quería llegar a mi casa cuanto antes. Tuve que agarrar el Metro desde Chacaíto hasta Capitolio; bajarme, hacer la infernal trasnferencia hasta El Silencio, tomar otro tren para irme hasta La Paz donde debía tomar el metrobus hasta mi casa. Aconteció todo eso, pero a poco tiempo de salir desde El Silencio rumbo hacia La Paz, mi estómago comenzó a producir jugo gástrico con los restos del alcohol que aún yacían en él y que se negaba a pasar al resto de mi organismo. En otras palabras... se me pegaron las ganas de vomitar. Pasó una estación; dos, tres... el vómito era inminente; ya lo sentía por la entrada del esófago. Pero como podía lo contenía para evitar una tragedia en pleno Metro. Faltaban pocos minutos, yo diría que segundos para llegar a La Paz y el vómito ya lo tenía en toda la garganta. No había otra, tenía que vomitar y aún estaba dentro del vagón. Como Murphy siempre nos "premia" con su aparición, pues el tren llegó a la estación y se paró justo donde debía hacerlo... pero NO ABRÍA LA PUTA PUERTA... yo tenía algo como que tres segundos para irme en vómito. Pasaron los tres segundos... diez segundos, UN MINUTO. La puerta seguía cerrada. Sólo tenía yo dos opciones... o abría mi boca y soltaba todo "el caldo" dentro del tren o vomitaba con la boca cerrada y me tragaba todo inmediatamente. Mis escrúpulos me impidieron vomitar frente a tanta gente (porque a esa hora había gente): el vomito me lo tragué completo. ¿Qué habrías hecho tú?

domingo, 10 de junio de 2007