Cualquier parecido con la realidad, ¡es mala leche!
Éranse dos compañeros, muy panas ellos: Edebaldo y Tobías. Eran parte de la plantilla laboral de un canal de televisión, un gran canal de televisión cuyo edificio sede caracterizábase por amplios pasillos, extensos sótanos. Muchas oficinas, departmentos y despachos, pues. Cada día era más atareado que el anterior. La dinámica que imponía la producción de un programa de entrevistas y opinión, en vivo, los llevaba a recorrer casi todos los pasillos y sótanos del edificio en búsqueda de material, informaciones, imágenes (en cualquier formato audiovisual que se te ocurriece) y demás hierbas audiovisuales aromáticas.
Edebaldo no podía pasar un día en que no comprase en el cafetín del canal un cartón de medio litro de Toddy. Al menos uno por día, era la ración. A veces, pa' la merienda, acompañaba el elixir achocolatado de golfeados. Menudo coctel pa'l estómago. Un día, de esos cuando el volumen de trabajo era más fuerte de lo normal, Edebaldo no tuvo mejor antojo que desayunar, en el cafetín de el canal, dos empanadas de caraotas. Vaya que sí tenía muchas, muchas caraotas; todo un material bélico pa'l estómago. Llegó la hora del almuerzo, comióse su plato. Llegó la hora de la merienda y bajó al cafetín a por un medio litro de Toddy y el impelable y obeso golfeado. El estómago ya era todo un almacen de armas químicas en potencia.
De regreso a la oficina de producción, una misión le sería encomendada a Edebaldo: buscar imágenes de calles de Caracas para ser parte del programa de fin de semana. A Tobías le encomendaron algo similar en el mismo momento. Qué mejor ocasión para compartir el mismo camino, éstos dos panas, que el buscar las imágenes en el mismo departamento donde las dispensaban: el sótano tres del edificio del canal, en unos pasillos algo estrechos y donde está el archivo de todo el canal; es decir allí hay (o al menos hubo entonces) muchos discos, casettes, cintas, plásticos varios. Encontrábanse la mujer que hacía los despachos, otra persona que también pedía unas imágenes, Edebaldo y Tobías; parados en la ventana donde se piden las imágenes, la sumatoria de las dos empanadas de caraotas, el medio litro de Toddy y el golfeado, no podría ser más que la expresión de semerendo y fétido peo que a bien tuvo colarse por el desagüe de Edebaldo. El hedor no era nada, nada normal. Imposible de ocultar tamaña hediondés, la persona que también iba a buscar imágenes miró la cara de Edebaldo y Tobías, sabiendo que alguno de ellos dos era el padre de la criatura; arrugó la cara y apretando los dientes dijo: "Miiiiieeeeeeerda, ¿qué vaina es ésta? ¡Váyanse a cagá'pasucasa!". Edebaldo, orgulloso de su acto heróico, el de cagarse en público sin revelar su autoría, regocijóse en una esquina para contemplar riéndose a moco suelto cómo las fragancias digestivas importunaban a a quienes allí estaban. Tobías, quien a los ojos del tipo que se quejó era el cagón, solo disimulaba mientras contenía la respiración para evitar inhalar los agresivos gases.
Pasaba ya como minuto y medio y el peo seguía crudo, vivo, pestilente. El tipo que mandó al autor del efluvio a "cagá'pasucasa", seguía refunfuñando e inevitablemente aspirando los restos de tan desagradable flatulencia. Cuando en la ventana del departamento del archivo e imágenes asomóse la empleada que lo atendía, aspiró un poco y sorprendida exclamó: ¡Ayyyyyyyyyyyy! ¿Qué güeleeeeeee? Mientras el quejón seguía quejándose y Edebaldo agachado se retorcía en una esquina -no de la peamentazón, sino de la risa que le causó el espectáculo que generó-, Tobías rompió el silencio para no quedar mal él ni dejar mal a su amigo y dijo: "No, es que al lado están quemando unos discos". Tan bizarro era aquel gas intestinal, que hasta podíasele comparar con la incineración de los polímeros de un disco.
Esta historia pudo pasarte; o puede que te suceda a ti.
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3 comentarios:
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...deberías decir quién es Edebaldo... ese coño e madre que una vez hizo que dos respetables ancianitas pensaran que les había erutado en su cara...
Jajajaj es que Edebaldo seguro tenía la mala costumbre de joder a sus panas de cara al público!
Ese Edebaldo... tiene historias buenas... deberías escribir un serieado...digamos, por ejemplo, cuando se emborrachaba en el trébol y describía a las féminas a su lado...
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