lunes, 22 de octubre de 2007

Raikkonen el imposible


"It's over, it's over. Hamilton is in seventh". Con esas palabras el ingeniero que comunica a Kimi Raikkonen con el paddock de Ferrari le confirmaba por radio al piloto finlandés que era el nuevo monarca de la Fórmula 1, tras la culminación del GP de Brasil que bajaba el telón a una de las temporadas más estresantes de la categoría reina del automovilismo.
Algunas cuantas veces lo dije, a riesgo de ser escupido hasta por mí mismo, que el "Ice Man" era mejor piloto que el mismísimo Michael "Kaiser" Schumacher. Ahora que por primera vez se hace con el título que le fue esquivo en las temporadas 2003 y 2005, no sé si confirmar mi teoría; pero no cabe duda que el finlandés, nacido en Espoo, es el piloto que la Fórmula 1 debe tener: es perversamente frío, concentrado, rápido y no anda con malcriadeces ni con mariconería alguna. Respeta a sus contendores dentro y fuera de la pista, no deja que su ego lo domine y solamente se sube al monoplaza por una sola motivación: ganar carreras, no ser una puta de los medios de comunicación como inevitablemente terminan siendo presas el casi 100% de los pilotos de la parrilla, año tras año.
Digo que no sé si conformar mi teoría de que es mejor que Schumacher (casi inalcanzable con 7 campeonatos), porque Raikkonen, quizá por falta de un carro netamente fiable, comenzó a deslucir en la campaña 2006, su última bajo la braga de McLaren y a principios de la 2007 cuando llegó a la casa que por naturaleza le correspondía defender, la de Maranello: Ferrari.
Tuvo un comienzo mejor imposible con la victoria alcanzada en Australia, algo atípico para un piloto que cambia de escudería. Luego comenzaron a lloverle los incovenientes de fiabilidad, comenzó a ser superado por los dos McLaren y hasta por su mismísimo compañero, el brasilero Felipe Massa. Tan pobre desempeño hizo que la implacable y chismosa prensa europea lo catalogara como la peor inversión de Ferrari -hoy por hoy es el piloto mejor pagado de la F1, incluso gana más que Alonso que tiene dos campeonatos en el bolsillo-. Se llegó hasta hablar de su salida de la "scuderia". Pero ahí fue cuando más privó lo frío y determinado que es: junto al renacer de Ferrari, Raikkonen comenzó a callarNOS a todos la boca.
Combinado con la pelea de egos en McLaren, específicamente por las pretensiones de Alonso, el finlandés comenzó a sumar tantos puntos como le fueran necesarios para meterse en la lucha por el título. Y aún más a su favor, el carro del cavallino rampante mejoró sustancialmente en fiabilidad y un tanto más en velocidad: la mesa estaba servida para que el vikingo se sacara la espina que se le incrustó en 2003, cuando ganando pocas carreras amenazó el hasta entonces imbatible reinado de Michael Schumacher y de nuevo en 2005, cuando con el carro más veloz de ese campeonato -el bólido de McLaren- casi evita que Alonso se convirtiera en el piloto más joven de la historia en alzarse con el título.
Todo parecía indicar que Raikkonen sería el "campeón que nunca fue", incluso con su pase a Ferrari que tras imponer una dictadura en la categoría ganando los campeonatos de pilotos y constructores, gracias a la cuasi perfección del Kaiser Schumacher, comenzó a dar visos de devacle y oscurantismo, con una sequía de dos años sin ganar nada que no fuera uno que otro GP.
Este año cuando las hazañas de Hamilton, el niño de oro de McLaren, hicieron borrar el recuerdo de Schumacher, todo parecía que Kimi seguiría condenado a ser un gran rey sin corona. Pero, como se dice en términos futbolísticos o beisbolísticos: el juego no se acaba hasta que termina. Cuando pese a tener opciones remotas al título, nadie lo daba como campeón, el finalndés conjugó todas las condiciones a su favor, especialmente las de buen piloto, para quitarle de la boca un eventual tricampeonato a Fernando Alonso y un cuasi seguro título a Lewis Hamilton.
Fue el protagonista de una de las carreras más infartantes de la historia, sin duda la mejor de la temporada 2007.
Personalmente habría preferido que ganase Alonso, pues es a quien me queda por apoyar -pese a sus pataletas y lloriqueos-. En un principio y hasta mitad de temporada, aplaudí las opciones de Hamilton para inscribirse en la historia como el novato más perfecto de la F1, el primero en titularse en su campaña de estreno; hasta que al negrito se le subieron los humos. Pero, la historia es implacable y a veces tiene su lado justo: la gloria le tocó al mejor, a Raikkonen el imposible.

3 comentarios:

Evelyn dijo...

Clap, clap, clap. Yo sí apostaba al Ice Man. Sobre todo cuando el par de chicos malcriados se volvío loco. Es un excelente tatequieto para Halmilton (que es un estupendo corredor sin dudas) y Alonso (que no lo soporo ni un poquitico).

Daniel Ricardo dijo...

Sin duda Eve, el Ice Man lo merecía. Y hacía falta que sucediera eso para que al negrito se le bajaran los humos que ya se le estaban subiendo. En un principio, de temporada, yo estaba viendo bien la escalada de Hamilton, pero con los humos subidos lo mandé a la mierda y comencé a virar a Alonso, que ciertamente con sus malcriadeces dejó mucho que desear.
Soy antiferrari, pero aplaudo la victoria del vikingo y por ende de los rojos de Maranello!

Anónimo dijo...

daniel ricardo vamos a publicar por internet el insulto mamaguevo hijuepucha se le puede decir verdad que si